2011-01-06

Un Nuevo Año en Cristo Jesús




La Epifanía
La palabra griega epifanía, epifáneia, en su uso religioso, significa “manifestación”. Se refiere a una manifestación visible del Dios invisible, ora en forma de una aparición personal, ora por medio de alguna demostración de poder que da a entender quien es el que está presente. Esta temporada de Epifanía nos ofrece la oportunidad de predicar acerca de varias ocasiones en que Jesucristo, cuyo nacimiento hemos celebrado hace poco, se manifestó como el mismo Hijo de Dios, nuestro Señor y Salvador Divino. Es importante que lo hagamos, ya que es fácil creer por su nacimiento que era Dios mismo, que murió en nuestro lugar para unirnos a él en su vida divina por toda la eternidad.
MATEO 2:1..12 Este pasaje relata la historia de la visita de unos sabios al niño Jesús. Ellos vinieron a Jerusalén obediente a la revelación que recibieron de Dios por medio de una estrella. Estos le dieron homenaje al niño como Dios mismo y le ofrecieron dones digno de un ser divino, lo mejor que pudieron dar. La Epifanía es un día de gran gozo, en el cual tradicionalmente se reparten regalos los unos a los otros, como lo hicieron los sabios. Pero en nuestro culto celebramos que nuestro Padre celestial nos regaló lo más precioso. No sólo eso, sino que nos ilumina con la luz brillante de su evangelio, que nos crea y sostiene en la fe en Jesucristo hasta que nos introduzca en el lugar de su gloria eterna, en la que viviremos por los siglos de los siglos. De esta manera nos ha otorgado la vida y la salvación eterna. Por ese gran don, ¡demos gloria a su santo nombre!, y roguemos para que disfrutemos de la majestad y la gloria eterna de nuestro Dios en aquella vida celestial.
Dios guía nuestros pasos durante este año 2011, y así cumplir con su propósito de que el evangelio llegue a todos los pueblos de la tierra, para que tanto los judíos como los no judíos respondan a las buenas nuevas con fe y alegría Mateo 24: 14, como lo hicieron los sabios del Oriente. Ahora Jesucristo es nuestra estrella guiadora Ap. 2:28